Si entre el educador y el alumno no existe la confianza el acto de aprendizaje se dificulta enormemente, o simplemente no ocurre. La confianza se presenta cuando nosotros tenemos y mostramos autenticamente la esperanza que tenemos en los alumnos y de que serán capaces de lograr excelentes resultados, esta actitud se sustenta en tres elementos: sinceridad en nuestros planteamientos y el trato hacia ellos, en nuestro comportamiento predecible y en nuestra responsabilidad para preparar e impartir nuestra clase a los muchachos.
Este es un tema que podemos abordar de diversas maneras, desde el punto de vista didáctico, administrativo, científico o actitudinal entre otros.
Cuando somos profesores y nos detenemos a pensar en que alguna vez fuimos alumnos entonces podemos distinguir con claridad los retos que hoy nos presenta la docencia, y de este modo pensar en las técnicas que podemos emplear con los alumnos.
En los cursos que imparto a docentes universitarios en muchas ocasiones me piden que hablemos de técnicas o herramientas “fáciles y rápidas” que como docentes podemos utilizar para aplicarlas a los alumnos y así salir avante de los retos que presentan los diversos caracteres de los alumnos, y los observo con la intención de “dime como le hago”, “que les pongo” etc. sin embargo, cuando conversamos acerca de la necesidad de contar con estas técnicas encontramos que los principios que impulsan al docente a hacer de su clase una experiencia de aprendizaje, no son técnicas que estén “afuera” del profesor, sino que son más bien una disposición de ánimo que está dentro del docente y que curiosamente se convierten en un reto para el educador, un reto para que seamos nosotros los que nos transformemos, antes de pedir al alumno que sea él, el que cambie. Veamos tres de estos principios:
Respeto al alumno
En este principio podemos encontrar nuestra capacidad para actuar con consideración a y buen trato al alumno, como una persona que es digna y por lo tanto que debe ser aceptada en nuestra relación cotidiana dentro y fuera del salón de clase sin perjudicarlo, de acuerdo con sus derechos, con su condición y bajo cualquier circunstancia.
Confianza en el docente y en la relación con el alumno
Si entre el educador y el alumno no existe la confianza el acto de aprendizaje se dificulta enormemente, o simplemente no ocurre. La confianza se presenta cuando nosotros tenemos y mostramos auténticamente la esperanza que tenemos en los alumnos y de que serán capaces de lograr excelentes resultados, esta actitud se sustenta en tres elementos: sinceridad en nuestros planteamientos y el trato hacia ellos, en nuestro comportamiento predecible y en nuestra responsabilidad para preparar e impartir nuestra clase a los muchachos.
Escucha y apertura a una persona diferente
La podemos entender como nuestra capacidad para percibir a los estudiantes con respeto y a la interpretación que tenemos de manera adecuada de sus inquietudes, de manera sincera y cariñosa, y entender sus necesidades de aprendizaje.
Existen otros pilares que facilitan el procesode Aprendizaje-Enseñanza, si requieres más información solicítala a: info@inspiracentro.com
¿Cómo estás poniendo en práctica estos principios en tus clases?
Estimado maestro, deseo que esta información te haya sido de utilidad para tu labor docente y me pongo a tus ordenes para mantenernos en contacto.
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C o r d i a l m e n t e
Mtro. Gerardo Jiménez León
Inspira. Centro de aprendizaje
2 comentarios
Muchas gracias por compartir. Es de mucha utilidad y siempre es un apoyo en estos momentos de pandemia que nos han sido difíciles como docentes.
¡Gracias a ti por ser parte de la comunidad Inspira!